La actividad aeróbica es una de las claves de un estilo de vida saludable, la contaminación atmosférica y hacer ejercicio pueden ser una combinación poco favorecedora, esto es especialmente cierto si padeces asma, diabetes o afecciones cardíacas o pulmonares.
Los niños pequeños, las personas mayores y las personas que trabajan o se ejercitan al aire libre pueden ser especialmente susceptibles a los efectos de la contaminación del aire exterior. Éstos proceden de muchas fuentes, entre ellas.
- Tráfico de vehículos a motor
- Polen de flores, árboles y arbustos
- Polvo arrastrado por el viento
- Quema de leña
- Construcción
- Operaciones agrícolas, incluida la cría de animales y el desbroce de tierras
- Centrales eléctricas
Incluso sin hacer ejercicio, la exposición a la contaminación atmosférica puede causar problemas de salud pero con la combinación de ambas aumentan los posibles riesgos.
Una de las razones de este mayor riesgo puede ser que durante la actividad aeróbica se suele inhalar más aire y se respira más profundamente en los pulmones y como es más probable que respires por la boca durante el ejercicio, el aire que inhalas suele eludir las fosas nasales, que normalmente filtran las partículas de contaminación del aire.
Problemas de salud asociados a la contaminación atmosférica
- Dolores de cabeza
- Irritación de ojos, nariz y garganta
- Daños en las vías respiratorias de los pulmones
- Aumento del riesgo de desarrollar asma
- Empeoramiento del asma u otras afecciones pulmonares existentes
- Mayor riesgo de infartos de miocardio y accidentes cerebrovasculares
- Mayor riesgo de muerte por cáncer de pulmón y enfermedades cardiovasculares
Las personas que viven en las grandes ciudades, están expuestas regularmente a niveles de contaminación atmosférica muy superiores al límite recomendado por la Organización Mundial de la Salud. Lo que no está claro en relación con el ejercicio es cuánta exposición es un peligro, cuánto tiempo hay que estar expuesto o qué tipos de contaminación son los más perjudiciales a lo largo del tiempo.
Para mantenerte lo más sana posible mientras te activas, concéntrate en las formas de minimizar tu exposición a la polución. Puedes limitar sus efectos de muchas maneras, entre ellas:
La mayoría de las comunidades tienen un sistema de alertas de contaminación atmosférica. Ponte en contacto con la agencia local o estatal que lo regula, o incluso con tu médico para obtener información. Ciertos sitios web proporcionan el estado de la calidad del aire de organizaciones como la Agencia de Protección del Medio Ambiente, y se puede acceder a ellos en cualquier momento. Las emisoras de radio y televisión locales, así como los periódicos, también suelen informar sobre el status.
Evita la actividad física al aire libre o reduce la intensidad y duración cuando se haya emitido una alerta sobre la calidad del aire.
Los niveles de contaminación tienden a ser más altos cerca del mediodía o por la tarde, así que intenta eludir las calles y tus outfits deportivos durante estas horas del día. Si puedes, evita hacer ejercicio cerca de carreteras con mucho tráfico.
Es probable que los niveles de contaminación sean más altos a 400 metros de una carretera.
Los entornos urbanos y las zonas de fumadores al aire libre también presentan niveles de contaminación elevados. Si es posible, evita este tipo de zonas cuando te ejercites.
Varía tu rutina con actividades ocasionales en interiores, especialmente en días de mala calidad del aire. Asiste a una clase de gimnasia, ve a un gym local o corre en una pista cubierta. Si padeces asma, diabetes u otra enfermedad, consulta a tu médico cuándo es seguro que hagas ejercicio.