Comer antes de dormir, aunque sea un snack pequeño, es una parte esencial de nuestro ritual nocturno, tomar un café con pan o comer una sincronizada antes de acostarse es mucho mejor que intentar dormir con el estómago vacío.
Es posible que hayas oído tips que desaconsejan comer por la noche porque es malo para la digestión, el sueño o el peso, antes de que pienses en renunciar a tu adorada rutina nocturna conoce los efectos que comer antes de acostarse puede tener realmente en tu salud.
Comer antes de dormir y la digestión
Aunque nuestro cuerpo es perfectamente capaz de hacer dos cosas a la vez (dormir y digerir, en este caso), acostarse justo después de un festín de comida no es lo ideal para muchas personas debido a la configuración del tracto gastrointestinal (GI).
Entre el estómago y el esófago (el conducto que lleva los alimentos de la boca al estómago) hay una válvula muscular llamada esfínter esofágico inferior, según el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales (NIDDK).
A veces esta válvula permanece abierta, permitiendo que el contenido del estómago y los jugos digestivos vuelvan al esófago y causen irritación, explica a SELF el doctor Scott Gabbard, gastroenterólogo de la Clínica Cleveland.
Esa desagradable sensación de ardor (y a veces de sabor) en la garganta y/o el pecho, se conoce como reflujo gastroesofágico (es decir, reflujo ácido o acidez estomacal).
Para muchos de nosotros, comer antes de dormir, aunque sea un snack pequeño, es una parte esencial de nuestro ritual nocturno. Tomar un café con pan o comer una sincronizada antes de acostarse es mucho mejor que intentar dormir con el estómago vacío. Y, por supuesto, también hay algo a favor de terminar un mal día con helado o tacos al pastor.
Al mismo tiempo, es posible que hayas oído tips que desaconsejan comer por la noche porque es malo para la digestión, el sueño o el peso. Pues bien, antes de que pienses en renunciar a tu adorada rutina nocturna (o a tu espontáneo picnic de medianoche), echemos un vistazo a los efectos que comer antes de acostarse puede tener realmente en tu salud.
Comer antes de dormir y la digestión
Aunque nuestro cuerpo es perfectamente capaz de hacer dos cosas a la vez (dormir y digerir, en este caso), acostarse justo después de un festín de comida no es lo ideal para muchas personas debido a la configuración del tracto gastrointestinal (GI).
Entre el estómago y el esófago (el conducto que lleva los alimentos de la boca al estómago) hay una válvula muscular llamada esfínter esofágico inferior, según el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales (NIDDK). A veces esta válvula permanece abierta, permitiendo que el contenido del estómago y los jugos digestivos vuelvan al esófago y causen irritación, explica a SELF el doctor Scott Gabbard, gastroenterólogo de la Clínica Cleveland. Esa desagradable sensación de ardor (y a veces de sabor) en la garganta y/o el pecho, se conoce como reflujo gastroesofágico (es decir, reflujo ácido o acidez estomacal).
El ardor de estómago puede desencadenarse por varias causas, como comer y luego acostarse; cuando te tumbas horizontalmente con el estómago lleno «pierdes el efecto de la gravedad que ayuda a mantener el contenido del estómago hacia abajo», lo que provoca este reflujo.
Todo el mundo puede tener ardor de estómago de vez en cuando, pero si lo tienes más de dos veces por semana podrías padecer lo que se denomina enfermedad por reflujo gastroesofágico.
Otro riesgo de las comidas nocturnas es la dispepsia, más comúnmente conocida como indigestión o malestar estomacal. Se trata de un conjunto de síntomas (como dolor de estómago, náuseas, sensación de saciedad incómoda o muy rápida, e hinchazón o ardor en la parte superior del abdomen) que suelen desencadenarse por comer deprisa; comer en exceso; ingerir alimentos grasos, grasientos o picantes; o tomar demasiadas bebidas con cafeína, alcohol o gas