Aunque el país cuenta con una rica tradición literaria y una abundancia de talentosos escritores, el hábito de la lectura no se ha arraigado ampliamente en la sociedad. Varios factores contribuyen a esta situación.
En primer lugar, existe una brecha socioeconómica que limita el acceso a libros y recursos educativos en muchas comunidades marginadas. La falta de infraestructura bibliotecaria y la escasez de librerías también dificultan el acceso a la lectura.
Además, la prevalencia de la tecnología y el entretenimiento digital compite con el tiempo dedicado a la lectura, especialmente entre los jóvenes. La educación juega un papel fundamental en la promoción de la lectura, pero el sistema educativo mexicano a menudo no prioriza el fomento de este hábito.
La falta de incentivos y programas de lectura en las escuelas contribuye a la desconexión de los estudiantes con los libros. Para abordar este problema, se requiere un enfoque integral que involucre a gobiernos, instituciones educativas, empresas privadas y la sociedad civil.
Fomentar la lectura desde una edad temprana, mejorar el acceso a libros y recursos, promover campañas de concienciación y fortalecer el papel de las bibliotecas y las librerías son medidas clave para cultivar una verdadera cultura de lectura en México.