Snacks de ejercicio, el nuevo fenómeno que se está ganando la aprobación de los expertos en salud y fitness por su enfoque cómodo y accesible para ponerse en forma.
A pesar de su nombre, no tiene nada que ver con picar entre comidas. De hecho, se trata de hacer pequeñas sesiones de ejercicio repartidas a lo largo del día para obtener los mismos beneficios (o mejores) que con un training más largo e intenso realizado en una sola fase.
Los snacks de ejercicio son sumamente cómodos y pueden integrarse incluso en el estilo de vida más ajetreado, lo que significa que es más probable que lo sigamos. Todos conocemos la sensación de pavor que precede a una larga clase fitness, así como lo fácil que es encontrar una excusa para no ir al gimnasio, con esta técnica, basta con hacer algo que aumente un poco el ritmo cardíaco durante un minuto más o menos; ni siquiera es necesario que sean 10 minutos completos, como en el estudio de la Dra. Murphy, siempre y cuando todas las sesiones separadas sumen 30 minutos al día.
Puedes caminar un poco más deprisa entre una cita y otra, bajarte del autobús una parada antes y hacer el resto del trayecto a pie, subir por las escaleras en lugar de tomar el ascensor o dar unos saltos de estrella a la hora de comer: todo ello contaría como un tentempié y te acercaría a alcanzar tu cuota diaria.
Los snacks de ejercicio son más asequibles que una costosa clase de gimnasia o una suscripción a un gym que, además, requiere equipo o ropa especial. Se puede practicar en cualquier sitio y consiste simplemente en hacer lo suficiente para poner en marcha el corazón y sentir un poco de calor o rubor en la cara, pero no lo suficiente como para empaparse de sudor y necesitar una ducha y cambiarse de ropa.
Hacer 30 minutos al día de ejercicio moderado nos permitiría alcanzar la cantidad recomendada de dos horas y media a la semana, que ha demostrado tener un impacto enormemente positivo en nuestra salud. ¿Lo más importante? Encontrar una rutina que se adapte a tu estilo de vida.
