En su afán por obtener mayores ganancias, los cárteles mexicanos han buscado expandir sus negocios ilícitos a otras partes del mundo, más allá del continente americano. Ahora, las regiones donde las organizaciones criminales trafican metanfetamina es Oceanía y Europa.
Así lo indica una investigación publicada por Insight Crime a principios de abril, en la que se menciona que los grupos del narcotráfico de México buscan vender la droga a mayores precios en el extranjero, a través de mayoristas e intermediarios.
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El equipo de dicha organización contactó a un operador del Cártel de Sinaloa a inicios de marzo del año en curso, quien se dedicaba a establecer comunicación con posibles compradores de drogas sintéticas fuera del país. Dicho sujeto —de identidad reservada— dio a conocer que “la apuesta es mandar cristal por todo el mundo”.
Aunque antes uno de los mayores mercados para el tráfico de narcóticos era Estados Unidos (EEUU), ahora es Oceanía y el viejo continente. Esto se debe a que en estas regiones los precios de las drogas son mayores, los cuales se compensan con los costos de producción y transporte.
Costos y ganancias de la metanfetamina
De acuerdo con Insight Crime, para producir un kilo de metanfetamina o cristal se necesita una inversión de USD mil. A esa cifra se le tienen que añadir los costos de transporte y los sobornos necesarios para que la droga puede ser trasladada de un punto a otro sin el riesgo de ser interceptada por las autoridades.
En América del Norte, las ganancias que se obtienen de dicha inversión no son elevadas. En México, el kilo de metanfetamina se vende al por mayor en USD 600, mientras que en EEUU aumenta a USD cinco mil.
En comparación, en Europa esa misma droga puede tener un valor promedio de USD 20 mil. Y en Oceanía, en países como Australia y Nueva Zelanda, el precio llega hasta los USD 190 mil, según cifras de la Oficina de las Naciones Unidas para la Droga y el Delito (ONUDD).
La presencia de los cárteles mexicanos en Oceanía ha sido reconocida por Greg Williams, director del grupo nacional contra crimen organizado de la Policía de Nueva Zelanda, quien en febrero pasado indicó que estos grupos criminales “crean líneas de suministro hacia mercados locales”.